domingo, 3 de julio de 2011

leyendas japonesas


                                                     
                                       
Un taxista regresa de llevar a un pasajero por una solitaria carretera de montaña, para su sorpresa encuentra un nuevo cliente en el arcén de la carretera. El hombre se acomoda en el asiento de atrás del taxi y da una dirección, aunque el lugar es desconocido para el taxista el pasajero se compromete a guiarlo para llegar a su destino.
Atraviesan pequeños pueblos, pasan por caminos olvidados y poco a poco el taxista comienza a inquietarse. Tras un buen rato de conducción se gira hacia atrás y pregunta al pasajero dónde se encuentran. Al hacerlo se sorprende por última vez al ver que el pasajero ha desaparecido, sin embargo se solventan sus dudas sobre donde está: al borde del precipicio a punto de dejar que sea la gravedad quien marque velocidad y recorrido.


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El Aoandaon (de Ao: Azul y Andon: Lámpara de papel)

Es un espíritu peligroso dentro de la mitología japonesa que se piensa puede ser invocado cuando se juntan 100 personas a contar cada uno historias de terror.

En la época Edo, era una costumbre muy popular.

Cada persona debe traer consigo una vela, la cual debía ser puesta en un andon de papel azul, para dar un toque más terrorífico al ambiente.

Cada persona debe contar una historia de terror o sobrenatural, y cuando termina, deberá apagar su andon.

Cuando el último andon quede apagado, se presenta el Ao-Andon.

Se dice que es igual a un hombre, pero su piel es azul, posee 2 cuernos y unos dientes filosos.

Si es que es invocado, volverá realidad las historias.

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                                    futakuchi-onna                              
                                                         
Al igual que el Rokuro-kubi, el Hone-onna y la Yuki-Onna, la Futakuchi-Onna es un Yokaique nace de un humano por una serie de circunstancias, normalmente suele ser por algún tipo de maldición o de suceso muy violento o incluso por una enfermedad como en este caso.

La futakuchi-onna es un tipo de Yokai humanoide que suele nacer de mujeres que no quieren comer y que por culpa de esto sufren algún tipo de enfermedad. Cuando esta situación es lo suficientemente grave aparece una segunda boca en la parte posterior de la cabeza justo debajo del pelo, esta boca es totalmente idéntica a la habitual, dispone de labios, dientes y lengua. Para evitar la muerte de la “anfitriona” la segunda boca comerá el doble de lo que coma la mujer.
La segunda boca que posee la futakuchi-onna tiene consciencia propia hasta el punto que puede llegar a sugestionar a la mujer para que cometa cualquier tipo de acción, si esta intenta resistirse la segunda boca emitirá un grito increíblemente doloroso y que no cesara hasta que la mujer se rinda. En algunas historias cuentan que el dominio de la segunda boca es tan poderoso que llega a controlar el pelo de la mujer como si de dos serpientes se trataran.
La historia típica de este Yokai es la siguiente:


(Cuentan las leyendas que hace mucho tiempo en un pueblo vivía un artesano muy trabajador pero muy tacaño, tan tacaño que no quería casarse con ninguna mujer para no tener que mantenerla. Un día llego al pueblo una mujer con la piel blanca como la nieve y que apenas comía un grano de arroz al día, el artesano al enterarse de eso la cortejo y se casó con ella. Estaba encantado con lo poco que comía la mujer, pero extrañamente sus reservas de arroz se habían reducido considerablemente desde su casamiento así que un día decidió espiarla. Con asombro vio cómo su pelo se transformaba en dos serpientes y que entremedias se podía ver una boca la cual se alimentaba del arroz.

El final suele ser bastante trágico, la Futakuchi-Onna para evitar ser descubierta decide “acabar” con su marido.)

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Una leyenda urbana cuenta el porqué las chicas del colegio nunca entran solas a los baños...Una niña llamada Hanako estaba caminando por el bosque cerca de su colegio, en cuanto vio a un hombre misterioso mirándola empezó a caminar rápido alejándose de él. La velocidad aumentaba, entonces ella empieza a correr con miedo, y viendo dónde esconderse, entra a su colegio. El hombre misterioso entra en busca de Hanako mientras que ella estaba escondida en un salón; cuando ella no escucha ningún ruida va corriendo al baño a esconderse justo en la puerta número 4...pero él la oyó y fue tras ella. El hombre misterioso la encuentra y con una hacha la asesina...Desde entonces Hanako cuando vas al baño y dices "Vamos a jugar Hanako" (Hanakosan asobou) ella toka la puerta número 4 y se manifiesta...
Una estudiante sale de clase, camina por el solitario pasillo y entra en los servicios de chicas. Aunque están vacios todos la chica comete el error de abrir la cuarta puerta de los servicios. A partir de ese momento ya no está sola, los fantasmales ojos de Hanako-san (más correctamente, “Toire no Hanako-san”) se clavan en ella.
Hanako-san es el fantasma de una adolescente presente en todas las escuelas de Japón, habita en el servicio de las chicas, en el reservado número cuatro

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                                   yukiTextos Animados en MuchoGrafico.comTextos Animados en MuchoGrafico.comTextos Animados en MuchoGrafico.com-onna





                                                           
Yuki-onna, está asociada al invierno y a las tempestades de nieve, se dice en algunas leyendas que parece ser el espíritu de un individuo que ha fallecido de frío en la nieve. Es al mismo tiempo hermosa y serena, más allá de su despiadada matanza de mortales insospechados. Hasta el siglo XVlll, la retrataron casi uniformemente como el mal. Hoy, sin embargo, las historias la colorean a menudo como más humana, acentuando su naturaleza fantasmal y efímera belleza. En muchas historias, Yuki-onna se revela a los viajeros que se encuentran atrapados en tempestades de nieve y utiliza su respiración helada para dejarlos como cadáveres en forma de estatua de hielo. Otras leyendas dicen que los extravía de modo que mueren debido a la exposición al frío. Otras veces, se manifiesta sosteniendo a un niño. Cuando una persona bien intencionada toma en sus brazos el niño que lleva, esa persona se congela en el lugar. Los padres que buscan a sus hijos son suceptibles a esta táctica.
Otras leyendas hacen a Yuki-onna mucho más agresiva. En estas historias, invade a menudo físicamente los hogares de la gente, soplando en la puerta con una ráfaga del viento, para matarles mientras duermen (aunque algunas leyendas cuentan que primero la tienen que invitar a entrar en la casa). Yuki-onna varía de cuento a cuento. A veces simplemente le satisface observar la muerte de sus víctimas. Otras veces, es más vampírica y chupa la sangre de sus víctimas o la "fuerza de la vida". De vez en cuando adopta la forma de un sucubo, cazando hombres de creencias débiles para drenarlos o congelarlos a través de cópula sexual o un beso. Como la nieve y el tiempo del invierno que ella representa, Yuki-onna tiene un lado más suave. A veces deja a las víctimas marcharse por varias razones. En una leyenda popular de Yuki-onna, por ejemplo, deja libre a un muchacho joven debido a su belleza y edad. Le hace prometer al muchacho que nunca la mencionará, aunque, y cuando él relaciona la historia con su esposa, mucho más adelante en la vida, su esposa dice ser la mujer de la nieve. Ella se lo revela a él por romper su promesa pero esta vez se la ve dejándole a cargo los niños que tuvieron. Pero si él se atreve a maltratar a sus niños, ella volverá sin misericordia. Afortunadamente para él, es un buen padre. En una leyenda similar, Yuki-onna derrite a su marido cuando descubre su verdadera naturaleza.

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                                rokurokubi

                         
El rokurokubi es un monstruo femenino muy fácil de reconocer, pues su principal característica es su cuello, extremadamente largo y flexible. Sin embargo, no siempre tiene este grotesco aspecto, pues durante el día es una mujer de una gran belleza sin rasgo alguno de monstruosidad. Pero cuando llega la noche su cuello se alarga como una manguera y se transforma en un yokai.

El origen de la leyenda parece ser una mujer que tenía la fea costumbre de espiar a las personas en sus hogares, por lo que tras su muerte fue condenada a ser un alma en pena.


Comon yōkai de la mitología japonesa parecen seres normales durante el día, pero de noche adquieren la habilidad de estirar el cuello en grandes longitudes. Así como también, tienen la habilidad de cambiar su rostro por el de los terribles Onis para asustar a los mortales.

En su forma humana, suelen vivir vidas normales, pasan desapercibidos y algunos pueden llegar incluso a formar pareja con un humano. Muchos Rokurokubi están acostumbrados a esa forma de vida y realizan grandes esfuerzos para mantener su forma demoniaca en secreto. Sin embargo los Rokurokubi son traviesos por naturaleza y la necesidad de asustar y espiar a los humanos es difícil de resistir. Algunos solo se revelan ante borrachos, tontos, dormidos o ciegos, para satisfacer su necesitad. Otros no tienen esta compunción y se dedican a asustar libremente. Dicen que algunos pocos no son conscientes de su verdadera naturaleza y se consideran seres humanos normales. Estos últimos al dormir estiran su cuello de forma involuntaria y luego por la mañana, al levantarse, se encuentran con sueños extraños en los cuales ven el entorno desde ángulos antinaturales.

De acuerdo a algunas historias, los Rokurokubis eran seres humanos normales, pero fueron transformados por el karma al romper diversos preceptos del budismo. Estos Rokurokubi son siniestros en su naturaleza, algunos dicen que comen personas y se alimentan de su sangre en vez de simplemente aterrorizarlos. Su presa favorita son aquellas personas que han quebrado la doctrina del budismo.

Pero también varia la idea acerca de si tiene un carácter peligroso o inofensivo, las fuentes son contradictorias. En algunos relatos encontramos que es un ser muy peligroso que cada noche sala a la caza de hombres, de los que se alimenta robándoles la energía; o que mete su cuello en las casas (por lo visto después de muerta sigue con la misma costumbre) para tomar la energía de sus habitantes. Sin embargo, otros relatos la describen como un monstruo inocente que sale por las noches a beber el aceite de las lámparas de luz que se encuentran en lo alto de las casas (tarea facilitada por su largo cuello).